lunes, 6 de mayo de 2013

Sobre Paquito, árboles, obras y metros...


Y Paquito soltó el bombazo, lejos de dar paso a las nuevas generaciones anuncia que se presentará a las elecciones de 2015, con dos coj* Paco, tú di que sí, ya que eras muy fan de la Niña de la Puebla quieres seguir su estela y morir con las botas puestas, desde 1972 chupando del bote, ahí es ná (…)

Por otro lado no puedes ser más cínico. Tras el fallo del Constitucional dictando que los Ayuntamientos no puede nombrar delegados que no hayan pasado por las urnas, tú interpretas que la cosa no va contigo y que no tienes la menor intención de acatar la sentencia, ¡ole, ole y ole, esto sí que es un cortijo andaluz y no las ayuditas del PER!, por si acaso tú ya habías llamado a tu pupilo Bendodo para que les fuese buscando un silloncito en la avenida del Pacífico, con un buen carguillo, buena nómina y cero dedicación, porque presupuesto no tenemos pero ineptos que mantener no nos faltan.

Paco tiene una aspiración en la vida, quiere legar a la posteridad una Málaga que lleve su impronta, una ciudad que quien la vea después de veinte años diga que es otra, ¡y digo que lo está consiguiendo! No piensa dejar piedra sobre piedra, ahí van algunos de sus hitos las “remodelaciones” del parque (ahí lo tenéis, si alguien es capaz de encontrar sombra en el paseo central que me lo diga), o de la plaza de la Merced, sin pajareras, sin desniveles, sin sistema de riego (pagarse sí que se pagó religiosamente) y casi sin árboles. Sin embargo el cascarón de oro del Astoria se ve que le recuerda a épocas pretéritas (sin normativa ni protecciones incordiantes) y no se atreve a mandarle la piqueta a uno de los pocos edificios sobre los que los malagueños estamos de acuerdo en derribar.

Ya es un secreto a voces que en Málaga el “lobby” o como lo queráis llamar de los marmolistas de la sierra de Elvira tiene buena mano en la Casona, así que desde hace años asistimos a la reurbanización de todo el centro contando casi exclusivamente con este tipo de piedra, cara (pero eso no importa). Por ello Paco no tiene pudor alguno en cargarse de cuajo uno de los grandes éxitos de –quién lo diría de un alcalde del franquismo- García Grana en su plan de embellecimiento del Centro de Málaga, los enchinados artísticos de algunas vías del entorno de la calle Granada con el fin de meter más piedra de la Sierra de Elvira por doquier.

La semana pasada estuve en Sevilla, ciudad mal señalizada donde las haya, pero ese no es el tema. Estuve buscando aparcamiento en un barrio obrero alejado del centro, no había manera. Le dije de broma a mi amigo Alex que ya podían talar tantos árboles con buen porte (y buena sombra) que había en su calle y hacer aparcamientos, me contestó, con esa guasa que le caracteriza, que si el Ayuntamiento tenía hue* que tocase los árboles, “los vecinos la lían y se los comen” (refiriéndose a sus políticos locales). Aquí hace años que perdimos eso, (los árboles y las agallas para defender lo nuestro), los árboles grandes “molestan”. La veda la abrió Perico Aparicio con la poda que les dio a los plátanos de sombra del parque en los ochenta, fue tal que los árboles nunca levantaron cabeza, ahí se agarró Paquito veinte años después para talarlos y poner almeces (muy económicos por cierto) –importados de la exclusiva Italia-, y de un crecimiento tan lento que quizás vuestros bisnietos los vean con veinte centímetros de más, id desterrando de vuestras memorias esas imágenes del paseo del  parque cubierto por una bóveda arbórea. Luego “se ha caído” algún que otro ficus en la Alameda, y por si acaso se ha podado –cerca del ras del suelo- el majestuoso espécimen que se encontraba frente al hospital Civil. Los árboles que había en calle Cuarteles cuando terminó la obra del cercanías dieron paso a macetones de un metro de altura, ¿alguien se quejó?, yo no escuché la mínima queja. Pero  hace tiempo que dejé de leer los comentarios que esos patriotas de lo nuestro dejan en cualquier noticia del Diario Sur, el tema es lo de menos, ya pueda ser la muerte de Marifé de Triana que ahí llega uno y empieza con la cantinela, “Junta sevillana”, “nos expolian”, “nos ningunean”. Lo que viene después es sencillamente vomitivo. A veces pienso que somos la Cataluña del Sur, y que conste que alguna razón tienen, pero su propia ignorancia les impide ver más allá que esa confrontación interesada y partidista, más cuando el Secretario General del PP andaluz no es otro que el propio alcalde de Sevilla. 

Creo que el día que nos miremos más nuestro propio ombligo y valoremos y respetemos a nuestra ciudad estaremos en condiciones de establecer comparaciones.

No voy a hablar del negocio de las palmeras porque me conozco…

Y llegamos al tema del metro, esa maravillosa infraestructura sin la cual ninguna gran ciudad puede preciarse de ello, sin la cual nunca podrá alcanzar su verdadera identidad, símbolo de progreso, opulencia, sobrecostes, plazos imposibles, obras interminables, etc.

Siempre me he opuesto a que el metro pase por la Alameda Principal, matizo, a que pasara tal y cómo en un principio se proyectó, porque no tenía ni pies ni cabeza.

Paco de la Torre se cree que una vez abiertas las zanjas la cosa va a ser sencilla, está claro que ya da por hecho que los restos del Castillo de San Lorenzo y otros muchos vestigios arqueológicos no retrasarán la obra, ¡que se lo digan a los comerciantes de Callejones del Perchel que de eso saben y bastante!, o que mis amadísimos ficus después del maltrato al que llevan siendo sometidos décadas vayan a aguantar el envite de unas obras de tal envergadura.

Para rematar la faena Paco, como el que no quiere la cosa (tras haber liderado la campaña del Partido Popular contra el metro en superficie) “se ofrece” para si se lo piden encabezar una gran manifestación por el metro soterrado, eso sí dejando muy claro que la plataforma es totalmente apolítica, no se a vosotros pero a mí esto sigue sin cuadrarme. Además no entiendo por qué no se ha quejado del metro en superficie en Teatinos, de hecho las malas lenguas dicen que la genial idea de hacer un paso a nivel frente a un hospital del tamaño del Clínico, partió desde el mismo Ayuntamiento. Ustedes imaginen a un ciudadano infartado en la UVI móvil esperando que pase el metro para llegar a urgencias (¡Antonio! no te nos vayas que cuando pase el metro llegamos al hospital), algo demencial...

Los doctos en la materia solucionaban el tema con una alternativa (que obviamente los políticos se encargarán de desterrar aduciendo mil y un inconvenientes), que no era otra que meter una tuneladora, pero no a ras del suelo, sino a unos cincuenta metros de profundidad donde las arenas dan paso a roca madre y donde no hay ficus, ni castillo ni nada, pero claro es más caro y la cosa ni hoy ni nunca dará para tanto…

Sinceramente el tranvía no me acaba de convencer, eso de peatonalizar yo más bien lo veo alicatar de arriba abajo el Paseo de la Alameda (que de paseo tiene poco). Lo cierto es que se haga lo que se haga la Alameda nunca será la misma. Tras décadas de desarrollo urbano ningún político se ha preocupado de buscar alternativas a las comunicaciones este-oeste que necesariamente atraviesan este espacio, y si no hay alternativas factibles por mucho que se peatonalize o se penalize el paso de vehículos por este lugar, la gente va a tener que seguir yendo a sus trabajos sorteando mil y un obstáculos, con ello quiero decir que primero hay que optar por un modelo de ciudad más habitable, más sostenible y luego hay que intentar reducir los desplazamientos en vehículos a motor, lo que no es de recibo es pretender que los malagueños renuncien a su movilidad sin que se ofrezcan alternativas.

Al final dudo que reine la cordura, el conflicto se presenta largo y pase lo que pase (tanto si hay que indemnizar -y bien- a la concesionaria del metro, como si finalmente soterra) la factura la acabaremos pagando los mismos por décadas, al fin y al cabo quienes nos representan no son otros que quienes se hacen valedores de la voluntad popular.