Y Paquito soltó el bombazo, lejos de dar paso a las nuevas
generaciones anuncia que se presentará a las elecciones de 2015, con dos coj*
Paco, tú di que sí, ya que eras muy fan de la Niña de la Puebla quieres seguir
su estela y morir con las botas puestas, desde 1972 chupando del bote, ahí es
ná (…)
Por otro lado no puedes ser más cínico. Tras el fallo del Constitucional
dictando que los Ayuntamientos no puede nombrar delegados que no hayan pasado
por las urnas, tú interpretas que la cosa no va contigo y que no tienes la
menor intención de acatar la sentencia, ¡ole, ole y ole, esto sí que es un
cortijo andaluz y no las ayuditas del PER!, por si acaso tú ya habías llamado a
tu pupilo Bendodo para que les fuese buscando un silloncito en la avenida del
Pacífico, con un buen carguillo, buena nómina y cero dedicación, porque
presupuesto no tenemos pero ineptos que mantener no nos faltan.
Paco tiene una aspiración en la vida, quiere legar a la
posteridad una Málaga que lleve su impronta, una ciudad que quien la vea
después de veinte años diga que es otra, ¡y digo que lo está consiguiendo! No
piensa dejar piedra sobre piedra, ahí van algunos de sus hitos las
“remodelaciones” del parque (ahí lo tenéis, si alguien es capaz de encontrar
sombra en el paseo central que me lo diga), o de la plaza de la Merced, sin
pajareras, sin desniveles, sin sistema de riego (pagarse sí que se pagó
religiosamente) y casi sin árboles. Sin embargo el cascarón de oro del Astoria
se ve que le recuerda a épocas pretéritas (sin normativa ni protecciones
incordiantes) y no se atreve a mandarle la piqueta a uno de los pocos edificios
sobre los que los malagueños estamos de acuerdo en derribar.
Ya es un secreto a voces que en Málaga el “lobby” o como lo
queráis llamar de los marmolistas de la sierra de Elvira tiene buena mano en
la Casona, así que desde hace años asistimos a la reurbanización de todo el
centro contando casi exclusivamente con este tipo de piedra, cara (pero eso no
importa). Por ello Paco no tiene pudor alguno en cargarse de cuajo uno de los
grandes éxitos de –quién lo diría de un alcalde del franquismo- García Grana en
su plan de embellecimiento del Centro de Málaga, los enchinados artísticos de
algunas vías del entorno de la calle Granada con el fin de meter más piedra de
la Sierra de Elvira por doquier.
La semana pasada estuve en Sevilla, ciudad mal señalizada
donde las haya, pero ese no es el tema. Estuve buscando aparcamiento en un
barrio obrero alejado del centro, no había manera. Le dije de broma a mi amigo
Alex que ya podían talar tantos árboles con buen porte (y buena sombra) que
había en su calle y hacer aparcamientos, me contestó, con esa guasa que le
caracteriza, que si el Ayuntamiento tenía hue* que tocase los árboles, “los
vecinos la lían y se los comen” (refiriéndose a sus políticos locales). Aquí
hace años que perdimos eso, (los árboles y las agallas para defender lo
nuestro), los árboles grandes “molestan”. La veda la abrió Perico Aparicio con
la poda que les dio a los plátanos de sombra del parque en los ochenta, fue tal
que los árboles nunca levantaron cabeza, ahí se agarró Paquito veinte años
después para talarlos y poner almeces (muy económicos por cierto) –importados
de la exclusiva Italia-, y de un crecimiento tan lento que quizás vuestros
bisnietos los vean con veinte centímetros de más, id desterrando de vuestras
memorias esas imágenes del paseo del
parque cubierto por una bóveda arbórea. Luego “se ha caído” algún que
otro ficus en la Alameda, y por si acaso se ha podado –cerca del ras del suelo-
el majestuoso espécimen que se encontraba frente al hospital Civil. Los árboles
que había en calle Cuarteles cuando terminó la obra del cercanías dieron paso a
macetones de un metro de altura, ¿alguien se quejó?, yo no escuché la mínima
queja. Pero hace tiempo que dejé de leer
los comentarios que esos patriotas de lo nuestro dejan en cualquier noticia del
Diario Sur, el tema es lo de menos, ya pueda ser la muerte de Marifé de Triana
que ahí llega uno y empieza con la cantinela, “Junta sevillana”, “nos expolian”,
“nos ningunean”. Lo que viene después es sencillamente vomitivo. A veces pienso
que somos la Cataluña del Sur, y que conste que alguna razón tienen, pero su
propia ignorancia les impide ver más allá que esa confrontación interesada y
partidista, más cuando el Secretario General del PP andaluz no es otro que el
propio alcalde de Sevilla.
Creo que el día que nos miremos más nuestro propio
ombligo y valoremos y respetemos a nuestra ciudad estaremos en condiciones de
establecer comparaciones.
No voy a hablar del negocio de las palmeras porque me
conozco…
Y llegamos al tema del metro, esa maravillosa
infraestructura sin la cual ninguna gran ciudad puede preciarse de ello, sin la
cual nunca podrá alcanzar su verdadera identidad, símbolo de progreso, opulencia,
sobrecostes, plazos imposibles, obras interminables, etc.
Siempre me he opuesto a que el metro pase por la Alameda
Principal, matizo, a que pasara tal y cómo en un principio se proyectó, porque
no tenía ni pies ni cabeza.
Paco de la Torre se cree que una vez abiertas las zanjas la
cosa va a ser sencilla, está claro que ya da por hecho que los restos del
Castillo de San Lorenzo y otros muchos vestigios arqueológicos no retrasarán la
obra, ¡que se lo digan a los comerciantes de Callejones del Perchel que de eso
saben y bastante!, o que mis amadísimos ficus después del maltrato al que
llevan siendo sometidos décadas vayan a aguantar el envite de unas obras de tal
envergadura.
Para rematar la faena Paco, como el que no quiere la cosa
(tras haber liderado la campaña del Partido Popular contra el metro en
superficie) “se ofrece” para si se lo piden encabezar una gran manifestación
por el metro soterrado, eso sí dejando muy claro que la plataforma es
totalmente apolítica, no se a vosotros pero a mí esto sigue sin cuadrarme. Además no entiendo por qué no se ha quejado del metro en superficie en Teatinos, de hecho las malas lenguas dicen que la genial idea de hacer un paso a nivel frente a un hospital del tamaño del Clínico, partió desde el mismo Ayuntamiento. Ustedes imaginen a un ciudadano infartado en la UVI móvil esperando que pase el metro para llegar a urgencias (¡Antonio! no te nos vayas que cuando pase el metro llegamos al hospital), algo demencial...
Los doctos en la materia solucionaban el tema con una
alternativa (que obviamente los políticos se encargarán de desterrar aduciendo
mil y un inconvenientes), que no era otra que meter una tuneladora, pero no a
ras del suelo, sino a unos cincuenta metros de profundidad donde las arenas dan
paso a roca madre y donde no hay ficus, ni castillo ni nada, pero claro es más
caro y la cosa ni hoy ni nunca dará para tanto…
Sinceramente el tranvía no me acaba de convencer, eso de
peatonalizar yo más bien lo veo alicatar de arriba abajo el Paseo de la Alameda
(que de paseo tiene poco). Lo cierto es que se haga lo que se haga la Alameda
nunca será la misma. Tras décadas de desarrollo urbano ningún político se ha
preocupado de buscar alternativas a las comunicaciones este-oeste que
necesariamente atraviesan este espacio, y si no hay alternativas factibles por
mucho que se peatonalize o se penalize el paso de vehículos por este lugar, la
gente va a tener que seguir yendo a sus trabajos sorteando mil y un obstáculos,
con ello quiero decir que primero hay que optar por un modelo de ciudad más
habitable, más sostenible y luego hay que intentar reducir los desplazamientos
en vehículos a motor, lo que no es de recibo es pretender que los malagueños
renuncien a su movilidad sin que se ofrezcan alternativas.
Al final dudo que reine la cordura, el conflicto se presenta
largo y pase lo que pase (tanto si hay que indemnizar -y bien- a la
concesionaria del metro, como si finalmente soterra) la factura la acabaremos
pagando los mismos por décadas, al fin y al cabo quienes nos representan no son
otros que quienes se hacen valedores de la voluntad popular.