domingo, 18 de noviembre de 2012

"Rehabilitación" del panteón de la Cofradía de la Buena Muerte en el Cementerio de San Miguel

Estado del panteón tras su "rehabilitación", obsérvese la diferencia entre las pilastras "simuladas"  -a la izquierda- y las originales.


Imagen antes de la intervención. Fuente: http://www.cementeriosanmiguel.com/ 


Hace unos días concluyeron unas obras de “restauración” del panteón que la cofradía de la Buena Muerte (Mena) posee en el patio 3 del cementerio de San Miguel, lo que a priori debía ser una buena noticia.
Lo cierto es que habría que agradecer a esta hermandad su labor y esfuerzo por acometer obras en un espacio que actualmente no tiene funcionalidad alguna más allá de su valor histórico-patrimonial.

Según la documentación existente, el hermano mayor de esta cofradía Salvador Martínez Palomo adquirió en 1870 el terreno donde elevar un panteón que sirviese de entierro a los hermanos de dicha congregación. La traza del mismo corrió a cargo del famoso maestro de obras local Diego Clavero, quien las concluyó en ese mismo año.

Tipológicamente el conjunto es de una gran sencillez, con una bóveda subterránea sobre la que se levanta un pequeño túmulo piramidal coronado por una cruz sobre un pequeño pedestal donde se informa sobre la propiedad del panteón. La entrada a la zona de enterramiento se efectúa a través de un pequeño vano con arco rebajado situado a la derecha del conjunto. En el centro del muro destaca la presencia de una cruz en relieve

Tras la clausura de este camposanto en 1987 y más de dos décadas de abandono el estado del panteón ha llegado a ser lamentable. Por ello se ha acometido una reforma del espacio, que pese a la buena voluntad de la cofradía, hemos de calificar como burda o simplemente una chapuza.

Primeramente no entendemos por qué motivo se ha elevado más de medio metro la altura del conjunto sin necesidad alguna, así la antigua moldura pétrea que coronaba el muro ha desaparecido habiendo sido sustituida por una tosca obra de cemento.

Por otro lado la primitiva estructura piramidal estaba decorada por unas losas blancas y negras formando composiciones geométricas. Con la reforma éstas han desaparecido y se han sustituido por un ajedrezado de azulejos que en nada se parecen al conjunto original ni en su distribución ni en los motivos geométricos anteriores.

También es criticable el haber pintado sobre los ladrillos cuando éstos podrían haberse limpiado y sustituidos en aquellos casos en los que fuese necesario, ello hubiese aportado una imagen muy distinta a la intervención. Además se ha aplicado pintura blanca sobre los sillarejos de cantería y sobre la cruz en relieve y sobre esta pintura blanca líneas grises intentando reproducir el veteado natural de la piedra, cosa que ni por asomo se consigue, dando la impresión de estar manchada de suciedad.

Pese a que la obra se haya valorado como una restauración del conjunto, lo cierto es que el interior continúa en penosas condiciones, con partes desprendidas y grandes grietas que amenazan la estabilidad del espacio. A nuestro entender la obra llevada a cabo dista mucho de ser una restauración, debiéndose hablar más de una recreación actual poco fidedigna con la obra original, la intervención podría haber puesto en valor el panteón por el mismo presupuesto respetando la estética con la que fue concebida.

En este tipo de actuaciones se echa en falta la presencia de algún especialista que supervise el proyecto, pues pese a la buena voluntad de la cofradía, el resultado ha sido muy desacertado, siendo el único elemento positivo la recolocación de la cruz que corona el conjunto. Por otro lado habría que señalar la responsabilidad que tiene el propio Ayuntamiento a la hora de autorizar obras tan poco respetuosas en un cementerio monumental como es el de San Miguel.

Desde aquí rogamos a las Cofradías Fusionadas a que tomen nota de esta intervención de cara a la próxima reforma que van a efectuar sobre el antiguo panteón de Ánimas y Ciegos.