viernes, 11 de marzo de 2011

Pasaje de Heredia












La amenaza se cumplió. Como ya veníamos anunciando desde 2009, el antiguo Pasaje de Heredia, entre la plaza de la Constitución, calle Granada y San Telmo, estaba experimentando una brutal agresión que tiene como resultado la actual imagen que presenta.

Lo que fue vendido como una rehabilitación, ha supuesto la práctica destrucción de uno de los primeros ejemplos de pasajes comerciales de la España liberal.

En el contexto de la Desamortización Mendizábal, la práctica totalidad de la manzana comprendida entre el colegio de San Sebastián (hoy sede del Ateneo de Málaga) y la antigua cárcel municipal, pasó a manos del empresario Manuel Agustín Heredia. Tras la demolición de las antiguas edificaciones, se piensa que Cirilo Salinas (a la postre maestro de obras municipal) trazó el famoso Pasaje de Heredia, un espacio cruciforme distribuido desde una plazuela central, espacio que se elevó a partir de 1837. Siendo por ello el primero de sus características en España y casi coetáneo con otros ejemplos europeos.

Este espacio conjuga a la perfección algunos de los ideales de la época. Por un lado, se trataba de un espacio abierto, bien ventilado, muy en consonancia con doctrinas higienistas de la época (recordemos las epidemias de cólera que asolaron Málaga entre 1833 y 1834). Por otro, se introdujeron elementos innovadores para la arquitectura de la época; así para sustentar los edificios, se fundieron una serie de columnas dóricas de hierro, las cuales se instalaron en los bajos enmarcando las entradas a las tiendas. Estas columnas además de suponer un elemento vanguardista, nos recuerdan, además, una de las bazas económicas de su promotor Manuel Agustín Heredia, los Altos Hornos de Málaga.

A raíz de la reforma del espacio, éste ha perdido su antiguo significado, se le ha añadido una planta más junto con un ático, se han alterado los vanos de la fachada, las rejerías y molduras originales se han eliminado. El pasaje en sí ha desaparecido y ha quedado englobado por la planta añadida y por unas enormes cristaleras que distorsionan notablemente la visión del conjunto. Únicamente se han salvado las columnas de forja dado que son un elemento puramente estructural.

Málaga, que podría presumir de contar con el primer pasaje comercial de España, lejos de protegerlo, lo transforma radicalmente en la intervención urbanística más agresiva llevada a cabo en los últimos años en la plaza.