domingo, 31 de octubre de 2010

Casa nº13 calle de la Victoria







Obra de Daniel Rubio, el inmueble nº 13 de la calle de la Victoria constituye uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de corte Regionalista en la ciudad. La combinación de piedra, ladrillo y azulejos junto con la armoniosa simetría de su fachada, hacen de este, uno de los más hermosos edificios de la calle de la Victoria.

En su portada destacan sendas pilastras acanaladas que sostienen el dintel de la puerta. Es asimismo destacable el cuerpo central; éste sobresale del conjunto a modo de torrecilla en cuyo centro aparece un medallón cerámico con la fecha 1923 (año de su construcción) y las iniciales J.D.N (Francisco Domínguez Navarro, constructor y propietario).

La separación entre los distintos niveles se hace a través de una línea de imposta de cerámica sobre la que se apoyan los balcones corridos y los cierros en los extremos de conjunto.

Los azulejos, el uso del ladrillo, los guardapolvos que rematan los dos cierres de los lados, el alero que corona el conjunto y las tejas vidriadas del mismo nos ofrecen claras reminiscencias con la arquitectura neomudéjar del primer tercio del siglo XX.

Uno de los elementos de más interés de esta vivienda, lo constituía la decoración cerámica del antiguo zaguán. Los azulejos representaban por un lado los hechos gloriosos de la historia de España: La conquista de Orán, el Desembarco de Colón, el Fusilamiento de Torrijos, los Últimos días de Numancia, la Fundación de Buenos Aires, el Dos de Mayo, firmados por J. Salas y J.A. Rodríguez. En el zócalo, por su parte, se representaban motivos quijotescos. El vestíbulo del edificio contaba además con una pintura en el techo.

Tras permanecer abandonado durante años, este inmueble fue degradándose hasta el punto que los magníficos azulejos sevillanos que decoraban su zaguán, fueron robados. En conversaciones mantenidas con algunos vecinos de la zona, se cuenta que se vio a algunos individuos robando estos paneles, sin que se tenga constancia de su paradero actual.

Pese a haber sido recientemente recuperado, esta construcción sólo ha mantenido su fachada, habiéndose perdido para siempre elementos de gran valor.
Sobre el robo de los azulejos, decir que la infraestructura necesaria para llevarlo a cabo parece responder más a encargos de particulares o de anticuarios sin escrúpulos que hacen negocio de la merma del patrimonio local. En más de una ocasión, he podido observar en algunos de ellos, azulejos y hasta fuentes pertenecientes a antiguas casas. Y según los propios propietarios de la tienda “han pagado a obreros para que les traigan la obra elegida”.

Al menos nos queda el consuelo de poder seguir disfrutando de tan bellísima fachada en una calle, la de la Victoria, en la que en los últimos años han desaparecido otros muchos edificios de gran valor artístico para dar paso a construcciones que no guardan sintonía con el entorno, ni mucho menos la altura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Recuerdo haber visto los azulejos cuando pasaba por la calle Victoria. LLamaban la atención porque eran preciosos