En la esquina conformada por las calles Carretería y Postigo de Arance se levanta un edificio de reciente construcción que ocupa el espacio de una sencilla vivienda de carácter doméstico del siglo XVIII de planta baja más una altura (B+1).
Durante la realización de las pertinentes catas destinadas a la documentación de la posible presencia de pinturas murales, se encontraron importantes indicios de un programa decorativo que se extendía por sus dos fachadas. Así el equipo liderado por Estrella Arcos y Joaquín Gallego, de la empresa Quibla Restaura, llevó a cabo los trabajos encaminados a la documentación de las pinturas murales que ocupaban las fachadas. A la vista de la imposibilidad de la conservación del inmueble (donde ya se había proyectado un edificio de viviendas que multiplicó por tres su edificabilidad) se decidió la extracción y consolidación de las pinturas para ser recolocadas en el nuevo inmueble. El resultado ha sido una excelente puesta en valor de todo el programa pictórico. En la fachada principal llama la atención un curioso escudo de la Orden del Císter donde aparecen una mitra, una regleta, un bastón y una mano de obispo. Este escudo nos puede indicar la pertenencia del inmueble a comunidad religiosa o bien la vinculación del mismo alguien ligado a la Orden. El resto del paramento está ocupado por una arquitectura fingida mediante un despiece de sillares almohadillados. Por su parte el dintel del balcón aparece flanqueado por sendas columnas corintias cuyo fuste imita mármol veteado. Estas columnas sustentan un entablamento denticulado. El extremo derecho la fachada se cierra mediante otra columna corintia –aunque de mayores dimensiones que las del balcón- sobre plinto.
La fachada que da a la calle Postigo de Arance sigue un esquema parecido con columna corintia junto a la esquina, balcón flanqueado por composición arquitectónica que sustenta un entablamento en cuyo centro se abre una cartela oval en la que aparece una torre con una bandera y lo que parece ser una tienda de un campamento militar.
Hay que destacar los efectos cromáticos que se da en el conjunto con la intención de conseguir efectos volumétricos en unas pinturas planas. En este sentido quisiera mostrarles una imagen de otro paralelo de pintura mural. Como bien saben el fenómeno por el cual se decoraban pictóricamente las fachadas de los edificios no es exclusivo de Málaga, si bien a nivel nacional es una de las ciudades donde más se ha documentado. En el año 2002 tuve el honor de visitar la ciudad checa de Český Krumlov, auténtica joya arquitectónica en la Baja Bohemia y declarada Patrimonio de la Humanidad en 1992. Prácticamente todo su centro histórico se conserva intacto, al igual que las pinturas murales que decoraban tiendas, casas, palacios y puertas. En uno de los patios de su imponente castillo encontramos al igual que el caso que nos atañe, un ejemplo de sillares almohadillados en pintura mural, aunque en este caso las pinturas parecen corresponder a finales del siglo XVI lo que nos habla de tradiciones muy difundidas por Europa tanto en el tiempo como en el espacio.
Pinturas con sillares almohadillados, castillo de Český Krumlov.
Hay que hacer constar la colaboración de la arquitecta de la promoción a la hora de llevar a cabo modificaciones en la primera planta encaminadas a posibilitar la recolocación de las pinturas en 2010. Sin embargo éstas se han colocado en un contexto que no les corresponde y a una altura considerablemente mayor a las que se encontraban. Ello demuestra la falta de sensibilidad desde los despachos municipales a la hora de conceder licencias de obras en espacios susceptibles de albergar pinturas murales. Así como ya hemos apuntado el nuevo edificio casi triplica el volumen de su predecesor en una de las arterias del centro de Málaga que hasta hace muy pocos años conservaba armoniosamente gran parte de sus viviendas históricas, algunas de ellas felizmente recuperadas mientras que sobre otras se han levantado inmuebles de muy dudoso gusto artístico.
En las imágenes pueden observar visiones de la casa ya desaparecida a principios del siglo XX y tras las primeras catas previas a su demolición. En las demás tienen la reubicación de las pinturas y el edificio de nueva planta.
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