jueves, 27 de mayo de 2010

Palacio del Marqués de la Sonora/Solesio














En 1789 don Félix Solesio, comerciante genovés establecido en Málaga y asentista de la Real Fábrica de Naipes de Macharaviaya (por lo tanto vinculado a la familia Gálvez) solicitó al cabildo el permiso para la construcción de un palacio en la calle Granada. Para ello pidió además el retranqueo de la misma con el fin de poder permitir que los carros girasen con la suficiente amplitud en este espacio.
El resultado fue una fachada con forma de L que sin duda es una de las mejores obras de arquitectura doméstica dieciochesca de la ciudad.

Sobre la autoría del proyecto poco se sabe, aunque algunos autores como el profesor Morales Folguera lo sitúen estilísticamente cercano a Martín Aldehuela.

El edificio consta de tres plantas más un tejado con buardillas o mansardas. En el primer cuerpo destaca la interesante portada adintelada de mármol, enmarcada por dos pilastras cajeadas rematadas por dos ménsulas que sostienen el entablamento decorado con rocallas y guirnardas. Sobre el entablamento existen otras dos extrañas ménsulas que quizá fuesen realizadas como soportes del balcón principal y que finalmente quedaron como elementos ornamentales de la propia portada (aunque sirvan de tornapuntas –apoyo- del balcón principal). Entre estas dos ménsulas encontramos el escudo de la Casa Gálvez. Sobre la portada encontramos el balcón principal antepechado y curvo, flanqueado a su vez por sendos elegantes cierres enrejados. La tercera planta, separada por una línea de imposta cuenta con otros tres balconcillos (uno de ellos reconvertido posteriormente en mirador). La fachada se cierra con tres mansardas coronadas por frontones triangulares.

Tras la portada se abría un hermoso zaguán presidido por una portada marmórea de columnas toscanas que sostenía un frontón curvo profusamente decorado (guirnardas, palmas, palomas, volutas, cornucopias y flores). Flanqueando esta portada encontrábamos sobre dos altos basamentos, sendos mascarones coronados por cestos de frutas (estos elementos suelen aparecer en el repertorio de Aldehuela). El zaguán daba paso a una espectacular escalera que ascendía hacia el interior del edificio.
Sobre la denominación del edificio como palacio Gálvez o del Marqués de la Sonora, hoy sabemos que esta ilustre familia nunca lo habitó. Sí que fue utilizado por Félix Solesio como almacén del papel para la Real Fábrica de Naipes de Macharaviaya. Tras la muerte de éste en 1806 víctima de una epidemia, el inmueble fue entregado como forma de pago por las deudas contraídas con sus antiguos socios. Luego fue colegio y parte de sus dependencias fueron reconvertidas en viviendas privadas. Como recordaba Elisenda Azuaga López, que sirvió en una de ellas en la década de los años 20 del siglo XX: “en ese balcón (refiriéndose al principal), le sacábamos brillo a unos peroles de cobre de los señores de la casa”.

El escudo de la familia Gálvez debió de ser colocado en ese lugar a partir de 1946. Por fotografías del archivo Temboury sabemos que se encontraba en Macharaviaya en este año. Seguramente perteneció a la casa de la familia Gálvez, que tras su desaparición pasó a las manos de la condesa de Berlanga de Duero, quien lo cedió para que fuese colocado donde hoy día puede ser admirado. Sobre la identificación del inmueble con la familia Gálvez, la primera referencia nos la da Narciso Díaz de Escovar a principios del siglo XX, asegurando que en este palacio se alojaba el Marqués de la Sonora durante sus estancias en Málaga, cosa imposible ya que José de Gálvez murió dos años antes de comenzarse a edificar.

Tras ser adquirido por la Sociedad Azucarera Larios para reconvertirlo en hotel de cinco estrellas, se derribó su interior -2006- (sólo se rescataron las columnas del patio habiéndose perdido la fantástica escalera entre otros muchos elementos) bajo el pretexto de las malas condiciones que presentaba el inmueble. El proyecto redactado por Salvador Moreno Peralta se topó además con la aparición en el subsuelo de importantes restos arqueológicos romanos. Esto parece molestar a la dirección de las obras dado que la Junta de Andalucía exigió su conservación alterando así el proyecto presentado por Moreno Peralta quien se niega a reubicar las cocinas del hotel en otro lugar.

Así el palacio lleva abandonado más de cuatro años con el consiguiente peligro de derrumbe de sus fachadas. Recientemente se han retirado los andamios que la ocultaban sin que por el momento se sepa cuándo serán reanudadas las obras. Por lo pronto Málaga ha perdido uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil con los que contaba con la desaparición de gran parte de los elementos que componían el espacio.

En las fotografías pueden ver una imagen del estado del edificio antes de la retirada de los andamios, otra de la portada previa al inicio de las obras; una imagen de la fachada principal sin el escudo de los Gálvez que hoy la preside; el escudo de los Gálvez antes de ser instalado en este lugar; uno de los jarrones de frutas sobre volúmenes prismáticos; la escalera principal con su portada ricamente decorada.

4 comentarios:

Pepe Percheles dijo...

Suma y sigue, o mejor dicho, resta y llora otra vez. La privatización del patrimonio malagueño ahora también truncada, una vez que sevendió y destruyó lo que era de todos. A ver cuanto aguantan esos muros, únicos testigos de un pasado glorioso.

¿y ahora? ajo y agua y un alcalde muy feliz.

Anónimo dijo...

Incomprensible, que se permita que tanta Hª y tanta belleza, vaya desapareciendo de Málaga. Recuerdo cuando hace mas de 30 años llegue a Málaga, me paseaba por la ciudad con la cabeza mirando hacia arriba.Me entusiasmaba, el empaque y la belleza de sus casas, algunas ya abandonadas a su suerte. Recuerdo que pensaba inventarme lo que no era con tal de que los dueños me dejaran visitarla, periodista de revista de decoración, investigadora de patrimonio, etc, etc, logicamente eran ensoñaciones mias, nunca llevadas a cabo, ahora me arrepiento de ser valiente y perder la oportunidad de visitar,fotografiar y contemplar tanto patrimonio hoy desaparecido irremediablemente. Estas cosas, al parecer solo secunden en España, otros pueblos y países con menor patrimonio,han echo lo imposible para preservarlo y ahora un turismo entendido les visita. Menos mal que nos queda playas artificiales, y futuros Puertos del Morlaco por construir, sin importar las vistas de la bahía de Málaga desde los Baños del Carmen desaparezca para siempre detrás de sus espigones. Seguimos dando valor o lo efímero y este insensible, inculto Consistorio nos lo permite.

Anónimo dijo...

Félix Solesio, fundador del Arroyo de la Miel.

Anónimo dijo...

La escalera y el zaguán que salen en tu foto desaparecieron mucho antes de las obras. Creo que uno de los puntos de la reforma para el hotel era poner una copia.